Recuerdo, o mejor me viene a la memoria, para ser consecuente con el titulo del blog, que mi madre no era especialmente aficionada a las plantas. Así ocurría que, mientras los balcones de otras casas estaban repletos de geranios y clavelinas, además de otras especies, los de nuestra casa carecían de cualquier tipo de decoración floral. Hace cincuenta años en las casas había muchas más flores de las que hay actualmente.
Sin embargo, al aproximarse las navidades siempre aparecía con uno o dos ejemplares de la flor de pascua. Era una especie de tradición que, como tal, se repetía año tras año. La planta, con su belleza natural, presidía todos los actos navideños. Bueno, después del belén que era el auténtico protagonista.
Hojas verdes y rojas compitiendo en luminosidad e inundando la casa de ambiente navideño. Porque lo rojo que se aprecia en la poinsettia son hojas y no flores como muchas veces se piensa. La flor que surge en el extremo del tallo es diminuta, de color amarillo verdoso y sin ningún valor ornamental aunque la planta, en su conjunto, proporciona la nota de color al invierno español. Y simbolismo a la Navidad.
La poinsettia es una planta de cuidados difíciles para su conservación y si a ello añadimos la variedad de temperatura que, habitualmente, se produce en nuestras casas por el efecto de la calefacción, nos encontramos con que su conservación es poco menos que imposible por lo que, finalizadas las navidades suele acabar en la basura totalmente deshojada.
Y no tendría que ser. Es el momento de abonarla, mantenerla en oscuridad sin ningún tipo de riego y esperar a la primavera para realizar en ella una poda dejando los tallos a unos seis centímetros. Es posible que vuelvan a nacer hojas y que tengamos nuevamente color en la siguiente navidad. Pero para no complicarse la vida, lo mejor es volver a adquirir nuevos ejemplares en la próxima navidad. Los floristas lo agradecerán.
La poinsettia, a la que los entendidos denominan euphorbia pulcherrima es originaria, básicamente, de Méjico y debe su nombre a Joel Roberts Poinsett, el primer embajador de Estados Unidos en Méjico, que la introdujo en Norteamérica en 1825 ya que, además de diplomático era un gran aficionado a la botánica. Es más, desde 1991 el 12 de diciembre está declarado en los Estados Unidos como Día Nacional de la Poinsettia en conmemoración de la fecha en que murió su introductor.
Hoy, además de la variedad en rojo, las hay con hojas blancas que, incluso se están imponiendo como moda.
Yo he seguido con aquella costumbre de mi madre y en estos días media docena de poinsettias están distribuidas por mi casa como otro elemento simbólico más de la Navidad. Como el belén, el turrón y los mazapanes. Ellas son, tomando todas las denominaciones sudamericanas, la estrella de la navidad, la flor de nochebuena, la flor de bandera, de Santa Catalina, corona de los Andes, flor de navidad, corona del inca, flor de papagayo… Yo la conocí de pequeño como flor de pascua y así la sigo denominando.
Con una flor de pascua decorando la mesa navideña o sin ella –al fin y al cabo no pasa de ser un simple ornamento- a todos los seguidores de Mayormente y muy especialmente a los de este blog, muy felices fiestas y lo mejor para el año nuevo.
