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Cabecera Me Viene A La Memoria

HOY LAS CIENCIAS ADELANTAN

“Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”… Así se expresa don Hilarión, cantando, en un momento de la zarzuela “La verbena de la Paloma” y con razón. Vaya si adelantan. Normalmente para bienestar del ser humano, pero en ocasiones los descubrimiento e inventos, al tratar de encontrarles su aportación a la humanidad, lo único que te producen es risa, lo que, por otra parte, no deja de ser una más que atractiva aportación aunque no fuera la que su creador concibió.


El tema elegido para este post que cada uno lo coloque en el lado que considere según prefiera o no aplicar su supuesta utilidad. La noticia la acabo de encontrar en la prensa y me ha sugerido el tema de hoy para “me viene a la memoria”,  aunque justo sea lo contrario. O sea: “aparto de mi memoria”.


Se trata de un fármaco inyectable contra los malos recuerdos, borrar de la mente algún acontecimiento traumático del pasado. Así de sencillo. Otro más a la larga lista de productos que hacen crecer el pelo, solucionar la impotencia, abandonar el tabaco, eliminar las arrugas, rejuvenecer o adelgazar. El amplio grupo de medicamentos del “bienestar”. Hasta puede que funcione pero, como santo Tomás, ver para creer.


El propranolol, que es el medicamento en cuestión, ya existía  y se utiliza como prevención en la angina de pecho y los ataques cardíacos. Desde hace veinte años se aplica en España en los tratamientos contra la ansiedad o la tendencia a las obsesiones. Por ejemplo, los estudiantes en época de exámenes o quienes padecen pesadillas habitualmente.


Los estudios recientes se han desarrollado en la universidad canadiense de McGill y en la estadounidense de Harvard, con voluntarios que han sido víctimas de un accidente de tráfico o una violación, pudiendo comprobar los investigadores que una semana después de comenzar el tratamiento, se reducían los signos de estrés y las pulsaciones del corazón cuando recordaban su trauma.


A partir de los experimentos, los científicos consideran que el propranolol interrumpe los caminos bioquímicos que permiten a la memoria volver a almacenar los momentos que se recuerdan con insistencia.


Si es así, estaría muy bien: olvidar lo malo y recordar únicamente lo agradable. Los sabios sabrán cómo separarlo que para eso son sabios. Ocurre, sin embargo, que muchas veces lo malo ha sido origen de otra situación mejor y entonces ¿cómo desligar una de otra?. Mari Pili te dejó y se creó un trauma en tu vida, pero gracias a su mejor amiga, Charito, tu vida se rehizo felizmente y continúas con ella cuarenta años después. Fuiste víctima de un accidente con graves consecuencias físicas, pero en el hospital conociste a la enfermera Laura que te curó el cuerpo y el alma y continúa a tu lado desde hace treinta años. Porque “no hay mal que por bien no venga” y “a mal tiempo buena cara”, que ya está recogido en nuestro refranero. Y haciendo memoria, de las canciones también podemos sacar ejemplo. Sin ir más lejos, los Panchos: “Recuerdo aquella vez que yo te conocí, recuerdo aquella tarde pero no recuerdo ni cómo te vi”. Aquí se dan los dos casos, recuerda unas cosas y otras no. O aquella de Jorge Sepúlveda donde reconocía que “recordar es volver a vivir”. Musicalmente, Marie Laforêt era más rotunda renunciando al pretérito: “Olvidemos el pasado, olvidemos el pasado”…Resultó un auténtico trauma aprender de memoria los reyes godos, pero recordar la interminable lista nos sirvió, en su momento, para dar a nuestros hijos ejemplo de aprendizaje y nos sirve para presumir, precisamente, de memoria. Recordamos atardeceres extraordinarios y prometedores en plena naturaleza,  echados a perder por una lluvia repentina. Parejas que se han deshecho por la desaparición de uno de los dos…¿Es justo olvidar al que desapareció?. La vida sigue. Tiene que seguir y aprender a esquivar los golpes. Y si alguno te alcanza pues te aplicas unas  tiritas. Optar por el olvido creo que es egoísmo.


Opino, que hay que recordar todo aunque sin recrearnos, sin añoranzas del pasado feliz ni rechazo a lo que no lo fue tanto. Lo bueno no hace falta considerarlo y lo malo para, en lo posible, tratar de evitarlo en el futuro, para tomarlo como lección, como advertencia, y superarlo, pero teniéndolo en cuenta.


Si el recuerdo es verdaderamente traumático, los psicólogos y psiquiatras son los que tienen la última palabra y si es factible un medicamento que sea capaz de separar los recuerdos positivos de los negativos y hacer que unos se mantengan en la memoria y los otros olvidarlos, pues bienvenido sea.


Una buena aplicación del propranolol sería para la tan cacareada memoria histórica/histérica ya que, en vez de olvidarla, cada uno la recuerda a su manera.


NOTA: Durante el próximo mes los post de “Me viene a la memoria” seguirán colgándose en Mayormente y os invito, como siempre, a que aportéis vuestros comentarios. Yo no podré contestarlos porque estaré de vacaciones sin ADSL, ni apenas cobertura de teléfono, ni nada que recuerde a la civilización. Que tengáis un buen verano y hasta la vuelta.

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