El X Festival de cine de Málaga ha incluido entre sus actos, la proyección de la película ‘El último cuplé’ a la que ha distinguido como Película de Oro. Al enterarme, han saltado a mi memoria imágenes de otros tiempos. Concretamente de 50 años atrás cuando en la Gran Vía madrileña se formaban largas colas, a diario, para adquirir la entrada de acceso al local donde se exhibía la película. Remedando el romance podríamos decir que ‘pasó un día y otro día/un mes y otro mes pasó/casi un año transcurría/y en la Gran Vía seguía/el film que allí se estrenó’. Porque más o menos fue el tiempo que la película estuvo en la cartelera madrileña desde el momento de su estreno. Y records parecidos de permanencia en el resto de las capitales españolas y en Hispanoamérica, lo que supuso convertir este largometraje en uno de los de mayor éxito taquillero en la historia del cine español.
Los que en 1957 andábamos por la adolescencia o la juventud, el fenómeno de ‘El último cuplé’ es algo que, en principio, nos trajo sin cuidado ya que su temática no nos interesaba y las canciones pertenecían en su totalidad a éxitos de otros cincuenta años atrás. Es decir, los tiempos del cuplé. No obstante, eran temas que conocíamos, por haberlos escuchado en la voz de algún familiar aficionado al gorgorito y la de Lilian de Celis, en el programa de radio ‘Aquellos tiempos del cuple’ que recordaremos en otro momento.
Así y todo y ante la persistencia del éxito y los múltiples comentarios favorables, la mayoría acabamos asistiendo a la proyección de la película protagonizada por Sara Montiel. Bueno…, pues la aceptamos. Después la hemos vuelto a ver, con cierta complacencia, la infinidad de veces que ha sido programada en televisión hasta el extremo de considerar que su música forma parte de nuestra juventud. Porque es que nos la sabemos de memoria. Y son canciones que, en su mayoría, han cumplido el siglo.
El argumento, sobre la triste historia de la que fue famosa cupletista, María Lujan, venida a menos, etc., no lo voy a contar, porque está en la memoria de todos, pero sí algún detalle sobre el proyecto cinematográfico de Juan de Orduña. El director de ‘Locura de amor’ se las vio y deseó para terminar la película por una continua falta de presupuesto y al final, eran tan pocas las esperanzas sobre el resultado económico que vendió la película por sólo tres millones y medio de pesetas. Casi a diario tuvo que ir localizando la financiación, hasta dar por terminado el rodaje y producirse el estreno que convirtió a Sara Montiel en la estrella que hasta entonces no era, a pesar de haber participado en algunos títulos en Hollywood y haber compartido carteles con figuras de la talla de Gary Cooper y Burt Lancaster. Orduña apostó por ella y la impuso hasta para cantar ya que se había pensado en que Concha Piquer la doblara.
‘El último cuplé’ fue el espaldarazo artístico para la manchega y el primero de una sucesión de éxitos como ‘La violetera’, ‘Carmen la de Ronda’, ‘Mi último tango’, ‘Pecado de amor’, ‘La bella Lola’ o ‘La reina del Chantecler’, entre otros títulos, que convirtieron a María Antonia Alejandra Abad Fernández (lo de Sara fue como homenaje a su abuela materna y Montiel por los quijotescos campos de Montiel de su pueblo natal, Campo de Criptana) en el mito nacional y hasta internacional que es en la actualidad. A pesar de su ya nada juvenil edad (10 marzo 1928), para muchos sigue siendo Sarita y su conciencia de estrella la hacen incombustible.
Y Sarita, acostumbrada a estar siempre en el protagonismo de la noticia, además de la continua demostración de su arte de actuaciones teatrales o televisivas, así como en mundo del disco donde ha quedado la impronta de la personalidad de su voz, ha mantenido vivo el interés informativo siempre atraído por las particularidades de su vida íntima.
Pero de eso hablaremos en otra ocasión, porque como la Dietrich o la Taylor, la Montiel es eterna.
